Entrevista a Wim Koolhaas de LKP Plants
Lo que empezó como un huerto plantado por su abuelo Leo Koolhaas en Róterdam se ha convertido en una empresa familiar con múltiples facetas. Cuando la ciudad necesitó espacio para viviendas, la familia Koolhaas se trasladó a Moerkapelle. Inicialmente, cultivaban todo tipo de plantas, pero Leo y su hijo pronto quedaron fascinados por las bromelias, y la decisión de centrarse en esta especie cambiaría el rumbo de la empresa para siempre.

Hoy los tres nietos continúan la tradición con LKP Plants: una empresa horticultora líder totalmente especializada en bromelias. Hablamos del negocio familiar, el amor por las bromelias y los objetivos de futuro con Wim Koolhaas, tercera generación y copropietario de LKP Plants
¿Qué más puedes decirnos sobre LKP Plants?
LKP son las siglas de Leo Koolhaas Potplanten (nombre que significa «plantas en maceta de Leo Koolhaas», en neerlandés). Mi abuelo empezó a cultivar hortalizas en Róterdam hacia 1900. A finales de los años sesenta del siglo pasado, cuando el ayuntamiento decidió construir viviendas, expropió el terreno de mi abuelo. La empresa se trasladó a Moerkapelle, y allí volvió a empezar desde cero. En aquella época se cultivaba de todo, de helechos a plantas con flores: para poder competir en la subasta, había que disponer de una amplia gama de productos. Pero a partir de finales de los ochenta empezamos a centrarnos exclusivamente en las bromeliáceas. Fue una elección consciente: la especialización permite mejorar la eficiencia de la tecnología de cultivo y el control del clima, y se profundizar mucho más en un tipo de producto. Actualmente cultivamos entre 80 y 100 variedades diferentes.

¿En qué consiste tu trabajo en LKP Plants?
Me han inculcado la horticultura desde pequeño. Formo parte de la tercera generación de la empresa familiar junto con mis dos hermanos. Los tres nos hemos criado entre plantas, pero poco a poco cada uno de nosotros se ha ido especializando en un campo distinto. A uno le interesa más la tecnología y se dedica a las instalaciones y a aplicar innovaciones al invernadero; otro se centra en el cultivo y todos los temas relacionados. Yo soy responsable de las ventas y el contacto con los clientes. Este reparto de tareas nos funciona bien justamente porque nos complementamos. Trabajar con tus hermanos puede ser un poco problemático, porque nos conocemos muy bien y eso a veces da lugar a roces. Pero al mismo tiempo confiamos mucho los unos en los otros, y compartimos la misma visión. Nuestros padres siempre nos han dado libertad de elección, y gracias a eso estamos en la empresa por decisión consciente, e intentamos aprovechar los puntos más fuertes de cada uno para sacar adelante LKP Plants entre todos.
¿Habéis hecho alguna ampliación últimamente?
Hace dos años ampliamos 1,5 hectáreas con un invernadero semicerrado que nos permite retener el calor y el CO₂ sin pérdidas al exterior. En el futuro, queremos aprovechar el calor solar almacenándolo en el suelo, como una especie de depósito de calor y frío. Con esto podríamos ahorrar la mitad de energía respecto de los invernaderos tradicionales. La sostenibilidad es una cuestión muy importante, de eso no hay duda. Llevamos cinco años trabajando de forma biológica y apenas utilizamos productos químicos. El agua y los fertilizantes circulan en sistemas completamente cerrados. Cuantos más circuitos cerrados tengamos en el invernadero, más preparados estaremos para el futuro.

Hace poco que entrasteis en el mercado como empresa independiente, ¿puedes hablarnos un poco más de este paso?
Antes trabajábamos con Bromelia Specialist. La colaboración funcionó bien durante muchos años, Sin embargo, nos dimos cuenta de que nuestra visión y nuestros objetivos nos exigían cada vez más que fijáramos un rumbo propio. Operar por nuestra cuenta nos da más libertad para tomar decisiones que encajen con nuestra estrategia e identidad como empresa familiar. Podemos adaptarnos más rápido a los cambios, decidir cómo posicionar nuestros productos y dar respuesta inmediata a las peticiones de los clientes. Esto nos aporta mucha energía. Por supuesto, la decisión no fue fácil, porque dejábamos atrás algo muy conocido, pero nos parece un paso lógico en nuestro desarrollo y creemos que nos hace más fuertes como equipo.
¿Cómo es la colaboración con Anthura?
Funciona muy bien. Llevamos dos años colaborando de forma más intensa. No es mucho tiempo, pero como profesionales nos conocemos desde hace décadas. Por ejemplo, analizamos juntos la vida útil y el viaje de la planta desde el invernadero hasta el consumidor. Eso es importante tenerlo bien controlado. En los invernaderos, tenemos a las plantas en condiciones óptimas, pero en cuanto salen tienen que acostumbrarse a condiciones muy distintas. Esto requiere coordinación entre los distintos participantes para ver qué aspectos podemos mejorar.
¿De qué te sientes más orgulloso?
A veces estoy en el extranjero y veo una bromelia, y sé que ha salido de aquí. El otro día, estaba en Italia y vi una Guzmania Priscilla en un carrito de la compra, con un niño que estaba encantado con ella. Son momentos en que te das cuenta: lo que cultivamos con tanto esmero sirve para alegrar un poco el día de otra persona.
